24 de marzo
23 de marzo de 2023, día de San José Oriol
Motivados por la conmemoración del inicio de la última dictadura militar en la Argentina el 24 de marzo de 1976, nosotras y nosotros como miembros de la pastoral social de la Iglesia Católica en Neuquén, queremos acercar palabras de reflexión para contribuir al bien común y a la buena voluntad.
Hace 40 años finalizaba ese período doloroso y oscuro de nuestra vida como pueblo, pero no finalizaban allí sus consecuencias. Hace 40 años se restauraba una democracia débil, que aún no es plena. Una auténtica democracia “…es posible solamente en un Estado de derecho y sobre la base de una recta concepción de la persona humana.” Asimismo, una auténtica democracia “…no es sólo el resultado de un respeto formal de las reglas, sino que es el fruto de la aceptación convencida de los valores que inspiran los procedimientos democráticos: la dignidad de toda persona humana, el respeto de los derechos del hombre, la asunción del « bien común » como fin y criterio regulador de la vida política. Si no existe un consenso general sobre estos valores, se pierde el significado de la democracia y se compromete su estabilidad.”. Finalmente, no debe perderse de vista que “…quienes tienen responsabilidades políticas no deben olvidar o subestimar la dimensión moral de la representación, que consiste en el compromiso de compartir el destino del pueblo y en buscar soluciones a los problemas sociales…”3.
El número 40 en la tradición de los argentinos es trascendente y más aún en este tiempo que vivimos en La Iglesia, el tiempo de Cuaresma, que justamente son 40 días de preparación para la Pascua. Pascua que significa paso; paso de la esclavitud a la libertad. Primero la esclavitud terrena que padecían los judíos en Egipto, pero luego la esclavitud espiritual del pecado redimida por Jesús. El 40 simboliza el período de prueba, de reflexión, tras el cual nace lo nuevo; es el tiempo de la conversión profunda que viene del corazón y nos hace nuevos.
Hemos pasado 40 años desde que salimos de la esclavitud de la violencia y la muerte fratricida, 40 años que no han sido fáciles y que parecieran aun dejarnos un sinsabor en esta democracia en donde perduran las injusticias, y algunas hasta se han exacerbado. Como es el caso de la pobreza de nuestros niños y niñas, o «los rostros sufrientes de quienes están atrapados y condenados por una de las calamidades más grandes de estos últimos tiempos, como es el consumo y las adicciones a la droga”. Una democracia que no termina aún de educar, de alimentar y de curar.
Sin embargo, en esta democracia hemos vivido momentos de plenitud y éxtasis, difíciles de olvidar. Y han florecido al servicio de la patria, varones y mujeres de gran corazón que supieron enfrentar las injusticias con valentía. Miles de hombres y mujeres de buena voluntad que sacrificaron su propia vida por un mundo que nos incluya a todos, donde la dignidad humana esté por delante de cualquier otra consideración, donde reine ‘la verdad que nos hace libres’. Valientes que dieron testimonio de que siempre se puede accionar, incluso en la más dolorosa tribulación.
Por esas personas enormes a las cuales debemos honrar y continuar su legado, nos preguntamos: ¿Qué podemos hacer en lo cotidiano, en lo cercano, para que nazca el nuevo Hombre argentino? ¿Serán estos 40 años el fin del proceso en el cual “pascuamos” a una nueva etapa en donde podemos ser Nación?
Deseando que la sociedad toda pueda mirar el pasado, para pensar el futuro y construirlo en el presente, recordamos la fuerza de la ternura como “…un humilde aporte a la reflexión para que, frente a diversas y actuales formas de eliminar o de ignorar a otros, seamos capaces de reaccionar con un nuevo sueño de fraternidad y de amistad social que no se quede en las palabras.” y decimos:
Memoria. Verdad. Justicia.
Pastoral Social Diócesis de Neuquén
(1) COMPENDIO DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA. 406
(2) Ibidem. 407
(3) ibidem. 410
(4) CONFERENCIA EPISCOPAL ARGENTINA, La droga, sinónimo de muerte, 9 de noviembre de 2007.
(5) CARTA ENCÍCLICA FRATELLI TUTTI DEL SANTO PADRE FRANCISCO SOBRE LA FRATERNIDAD Y LA AMISTAD SOCIAL. 6