Comunicado de la Pastoral Carcelaria de Neuquén sobre la baja de edad de punibilidad

Neuquén, 27 de agosto de 2024

La Pastoral Carcelaria de Neuquén reafirma lo expresado por el Secretariado Nacional y la Comisión de Obispos que nos acompaña respecto del “NO a la baja de edad de punibilidad” en una nota publicada el 9 de agosto pasado en relación al proyecto de ley enviado al parlamento.

El Evangelio en su integralidad enseña sin lugar a dudas un mensaje de cuidado y protección de los grupos más vulnerables, entre los que se encuentran los niños. Nos llama también a trabajar por la paz y la justicia aún a costa de ser perseguidos o calumniados. Teniendo en cuenta esto, y a la luz de la Doctrina Social de la Iglesia, intentaremos hacer nuestro aporte a un tema tan importante.

Es necesario tener presente que nuestro país es un Estado miembro de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y que por lo tanto suscribe la Convención sobre los Derechos del Niño que tiene rango constitucional. Dicha Convención, refiere a la protección de las infancias y considera a los menores de 18 años como niños a quienes se deben garantizar los derechos que corresponden a los adultos más un plus de protección especial debido a su condición de personas en desarrollo y crecimiento.

Como todos los especialistas nos enseñan, los niños, niñas y adolescentes (NNyA) no han alcanzado aún la madurez emocional e intelectual propia del adulto. Por ello, si un menor comete un delito, lo primero que deberíamos preguntarnos como sociedad es: “¿Qué llevó a ese niño a expresarse así?” “¿En qué fallamos?” “¿De quién ha sido la responsabilidad de que la evolución en su crecimiento no fuera la esperada?” “¿Hemos sido nido social para cobijarlo?” “¿Pudimos formar una red para contenerlo?”

Tendremos que ir a la raíz del problema y tal vez asumir que los NNyA que han sufrido carencias, hambre, frío, ausencias, calle, abusos, desprotección, soledad, rótulos estigmatizantes, y sobre todo quienes han sido utilizados para cometer un delito, son en primer lugar víctimas, personas que a duras penas tejen su vida con hebras del pasado gastadas o rotas.

Hay quien plantea que “no todos los que sufren esas carencias delinquen”… y sí, es cierto… hay personas con una fortaleza tal que logran sobreponerse a esas heridas de la niñez…santos los llamaríamos tal vez en las comunidades cristianas.

Si algo de bueno puede dejar este proyecto de ley es la discusión de fondo sobre la presencia o ausencia del Estado para cuidarlos, y de nuestras comunidades para proponer y exigir que se cumpla con lo que corresponde. No sólo tenerlos presentes a la hora del sistema penal y el encierro.

Desde nuestra experiencia concreta de presencia en las cárceles, lugar de olvido, de NO respuesta, de hacinamiento, de dolor, lo que observamos es una mayoría de jóvenes, pobres o de escasos recursos, muchos de los cuales ni siquiera completaron la escuela primaria, o tienen secundario incompleto. Vemos allí la dificultad para dar continuidad al estudio por falta de espacio físico, por traslados constantes, por no conseguir docentes.

Por otra parte la cantidad de delitos graves cometidos por menores de 16 años es muy baja según datos de UNICEF-Argentina y de la Secretaría de la Niñez, por ejemplo.

No nos engañemos ni engañemos a la sociedad: la cárcel no será nunca una solución. Menos para los niños. Para ellos: escuela, club, espacio cultural, iglesia, alternativas de cuidado si fueran necesarias. Pero con la violencia de encerrar niños hoy, no podrá generarse paz en el futuro.

Bajar la edad de punibilidad, como únicamente lo hizo la última dictadura, sólo pondría un foco de sospecha y persecución sobre población ya vulnerada en muchos de sus derechos. Y en último caso agravaría el hacinamiento y la emergencia carcelaria que hoy vivimos también en Neuquén. 

Por todas estas razones es que solicitamos a quienes corresponde legislar, se desestime este proyecto de ley y nos concentremos en cumplir o ampliar la normativa vigente que tiende a la PREVENCION, inversión más sana, menos riesgosa, de menor costo para todo el país y con un horizonte mucho más esperanzador.

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