¡Jesús Resucitó! Es tiempo de encuentro
Queridos hermanos y hermanas: ¡¡¡Feliz Pascua!!! Cristo Resucitado manifiesta hoy que la muerte y todo mal fueron vencidos para siempre.
Sin embargo, no podemos negar que muchas veces predomina en nosotros el desaliento, la confusión, la mentira y la muerte. El Evangelista Lucas (24, 13-35) nos presenta a dos discípulos de regreso sin esperanzas a su pueblo Emaús.
Con ellos, muchas veces nos sentimos identificados, con frecuencia vivimos esta experiencia de fracaso, de decepción, de cansancio, de miedos, de soledad por realidades cotidianas, que no podemos ocultar.
La crisis económica que se manifiesta con la inflación, la ‘tragedia educativa’ acentuada en algunas provincias, la violencia creciente y la corrupción tan presentes, la ausencia de políticas de Estado que se propongan el bien de todos y sean sustentables en el tiempo, los desencuentros y tensiones en la familia, las divisiones e incluso el escaso espíritu misionero dentro de nuestra Iglesia.
La propuesta que Jesús renueva en esta Pascua es “Vengan a mí” (Mt. 11,28). Y el lugar del encuentro es el prójimo, “todo lo que hagan a uno de esos pequeños a mí me lo están haciendo” (Mt. 25,40).
La historia de los dos discípulos de Emaús nos confirma que el camino a recorrer es abrirse al otro, allí encontraremos a Cristo Resucitado. Es el andar de la vida frente a la desilusión y la oscuridad que cierran los horizontes, es dar cabida al otro, es descentrarnos de nosotros mismos, es propiciar el encuentro, es valorar las miradas distintas y diversas. También es buscar el diálogo con el que se ha vuelto a lo mejor forastero y extraño por estar uno ensimismados en lo suyo. Podemos brindar nuestra solidaridad que se hace compromiso para que a nadie le falte techo, pan, trabajo, salud, educación, …
Tiempo de Pascua es tiempo de encuentro. Tiempo de diálogo, tiempo de creatividad y generosidad, tiempo para organizarnos para el bien.
En ese compartir con el otro haremos la maravillosa experiencia de que Cristo Resucitó y camina con nosotros. Como los discípulos de Emaús, desde ese encuentro con Jesús Resucitado, descubrimos la urgencia de volver a optar por la comunión y participación en la familia, en la Iglesia, en los grupos de trabajo, en las organizaciones barriales, … Volvemos a descubrir el llamado a “ser pueblo”, buscando construir una paz que se nos vuelve a presentar siempre frágil. Así, iremos apostando por la escucha y el diálogo, asumiendo nuestro protagonismo con responsabilidad y sin mezquindades, dispuestos a darse y dar “hasta que duela”.
¡¡¡Feliz Pascua!!! Reciban mi saludo, oración y bendición para cada uno y cada una, para sus familias, confiando en la oración de ustedes, porque siempre es necesaria.
María, Madre de la Esperanza y de la Paz, nos regale lo que el Papa Francisco nos propuso al empezar la Cuaresma: “no nos cansemos de hacer el bien”. (Gal. 6,9)
P. Fernando M. Croxatto
Obispo de la Diócesis de Neuquén
Neuquén, 11 de abril de 2022