“No vine a este mundo para que me sirvan, sino para servir a los demás”. Mt 20,28
Del encuentro con Jesús nace nuestra vocación de servicio que es parte esencial del actuar y el compromiso cristiano. Y nuestro servicio se caracteriza por acompañar, asistir y trasmitir. Tal como lo expresan las obras de misericordia de nuestra Iglesia, estamos para dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, dar hospedaje a quien lo necesite, vestir al desnudo, visitar a los encarcelados, y enterrar a los muertos. Y también para desarrollar la obras de misericordia espirituales, como es instruir, aconsejar, consolar, confortar, perdonar y sufrir con paciencia lo que no siempre nos gusta.
Acompañamos a todas las personas que nos llegan y salimos en búsqueda especialmente de las más necesitadas o vulnerables. Personas con problemas de salud, privadas de su libertad, en situación de calle, con problemas de adicciones, que sufren violencia de género y maltrato infantil y aquellas que, por conflictos familiares, sociales o laborales, solicitan de nuestra presencia. Acercamos nuestro acompañamiento espiritual y nuestra escucha para abrazar los dolores y dar sostén a quienes lo necesitan.
Asistimos con la ayuda económica, alimentos, ropa, viáticos, gestión en proyectos de micro emprendimientos, promoción de talleres de capacitación y formación. Siempre atentos a las necesidades que vayan surgiendo dentro de las comunidades.
Trasmitimos la Buena Noticia que, para cada cristiano es Jesús vivo y resucitado. Así también, la enseñanza del Magisterio de la Iglesia que nos ilumina para poder discernir los signos de los tiempos. Mostramos los acontecimientos eclesiales y todas aquellas noticias que nos ayudan a crecer como humanidad para poder iluminar desde el Evangelio de Jesús.