Con el lema “¡Aquí estoy, envíame!” comenzamos este Octubre Misionero 2020. El pasado Octubre extraordinario de la misiones (2019 “Bautizados y enviados”) marcó una huella que hoy es difícil olvidar.
Aún cuando la pandemia y la cuarentena nos “reclaman” quedarnos en casa, “guardarnos”; la Misión de la Iglesia, prolongación de la misión de Cristo, continua. El año pasado con la fuerza del envío; este año diciendo y orando con fuerza nuestro “estar aquí” disponibles al envío que Dios nos encargue. Sin duda, que en este tiempo tan particular serán envíos distintos de los cuales habríamos esperado, de los cuales soñamos no hace mucho tiempo atrás. Sin embargo, la misión continua, la misión es hoy urgente, el Evangelio ha de ser proclamado, hoy también en el “continente digital”.
El Evangelio, la Buena Noticia del Reino, nos urge, nos apremia, nos apura. No podemos callar lo que hemos visto y oído. Estar hoy, aquí, listos y dispuestos al envío que el Señor nos quiere regalar, nos pide un corazón enardecido en la fe, la esperanza y la caridad. Nos pide capacidad de ver y oír sacramentalmente la realidad, es decir, descubrir el Reino YA presente y actuante en la Historia. Es, sin más, descubrir a Dios haciendo Historia de Salvación con y para la humanidad y la creación entera. Que el Señor nos regale su Espíritu, que inflama los corazones con su soplo vital, nos anime a salir de nuestras seguridades y nos envíe allí donde nos haya pensado en este tiempo.